En el silencio de la noche, la soledad abruma hasta al lobo solitario, un aullido rompe es tenebroso silencio, que corrompia todo el entorno, embriaga a los arboles con su magico y melodioso sonido, mientras su unica compañera la luna, lo mira desde el eterno abismo del firmamento. El maliicioso aullido rompe las barreras de lo concebible, buscando, pidiendo a gritos compañia, esa sombra irreconocible para aquel que no sabe ver, esa compañia que bien o mal lo acompaña, la luna llena. De pronto, la noche besa su mejilla, y con un augurio letal y melodioso, muere el mudo sonido, y una vez mas el silencio reina en la sombria oscuridad. El lobo camina, ya no se siente mal por estar lejos de su manada, solo desea encontrar esa sombra, que corrompe su instinto, casarla como su misma naturaleza, romper el esquema, e internarse en la hambrienta noche que debora hasta su mas profundo sentimiento de salvajismo, deborando su melancolia, y una vez mas ese lobo solitario, descendera al bosque, cazando esa sombra, que noche a noche le akeja, que noche a noche lo hace desearla mas, como el mismo instinto que destruye su naturaleza, que corrompe el hambre de tener una presa para si, la sombra seguira huyendo, pero no importa, pues el lobo solitario la cazara cada noche, como el majestuoso cazador, asechando a su presa, la luna llena, y siguiendola, buscandola en el reflejo del lago, en el cantar de los arboles, en el melodioso susurrar de los grillos, el triste misterio de la noche, la frontera entre lo natural, y la esperanza, entre el cazador y la presa, y como una penumbra desgastada, la noche caera una vez mas, y el lobo solitario esperara, hasta ver a su amor, a esa hermosa luna morir en el horizonte, y ver surgir la luz, que con un aterrador estruendo rompera la quietud de una noche mas, y como un enamorado mas, esperara otro dia, para ver a su amor surgir, y poder cazar su sombra, y perseguir el sueño, de un amor eterno...
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